lunes, 2 de junio de 2008

La ambiguedad de Ampuero

LA AMBIGÜEDAD DE AMPUERO

Sentado ahí, como si no supiese que hacer, o hacerlo todo a pie de la letra, de lo que decía su base de papel, repitiendo puntos y comas, hasta pausas escritas ahí; pese a eso se dirigió al auditorio.

Entró tranquilo y nos llevó consigo a un mundo maravilloso, el mundo de los años 70, donde empezó ahí a descubrir su vocación, describiéndose con mucha alegría; “Era un tipo de cabellera dorada como un león; de una estatura formidable, de metro noventa o más, muy fortachón; algo simpático, de tez blanca y desabrida, como me solían decir mis amigos, ahora soy el mismo, pero con escasos cabellos”

Fernando, un tipo alto, de una energía y un humor contagiante, con títulos de cuentista, novelista, poeta, dramaturgo y periodista; más identificado como novelista y periodista; este último “oficio”, como el lo llama, lo ha hecho el hombre más odiado por los villanos de saco y corbata, que en la década pasada les declaró la guerra a voz en cuello, pues cuestionó y denunció el régimen pasado, a través de su portal en el diario El Comercio, como jefe del área de investigación; debido a ello, vive en un mundo rodeado de guardaespaldas y temores, no tan solo por su vida, sino por la de las personas a quienes ama.

Nacido en una Lima agitada en 1949, de padres muy acomodados, casi aristocráticos; quienes luego vendrían a separarse, “ni yo mismo se por qué se separaron, pues nunca los escuché discutir, bueno eran sus problemas”, pero más importante, dueño de un abuelo, quien influyó mucho en su gusto por la lectura. Solían sentarse en el porche- nos relata muy entusiasta, con una mirada retrospectiva hacia el pasado- y empezaba a contarle historias maravillosas, cuentos y novelas; de princesas y guerreros, de batallas y conquistas; fascinado y admirado por su gran sabiduría literaria, recuerda, que solía hacer rápido sus tareas para escucharlo y viajar por los senderos de la imaginación; hasta que una tarde, mientras le contaba una historia de bandidos y villanos y justo en la parte más trascendental me dijo “ si quieres saber más, en mi biblioteca, está el libro con un papelito, es ahí donde me he quedado si quieres saber como acaba, termina de leer”, efectivamente fue y empezó a leer, y así mucha veces, terminando él por contarle la historia.

En ese momento, se convirtió en narrador, pues su abuelo le daba un libro que nunca había leído y el se lo contaba, dándole un ángulo diferente; cambiando las joyas de los cofres piratas, por chocolates y bicicletas Monark, poco a poco, fue dándole pautas para que sus relatos cobrasen más credibilidad, puliendo así su estilo. Todo esto a la corta edad de 10 años.

Comenzó su carrera literaria en la década de los setenta, cuando empieza a vivir por el mundo, conociendo nuevos lugares y más gente, tomando su vida propios caminos “Mi despertar literario, empezó en una época en la cual todo era rebeldía, se fumaba marihuana y se luchaba porque a los jóvenes se les tome en cuenta en esta sociedad”. Vivió en las Islas Galápagos por el año 1972, publicando así “Paren el Mundo que acá me bajo”; Ernesto Escobar Ulloa, en una entrevista le pregunta a Ampuero, ¿Cuál era la mejor mala crítica que le han hecho?, respondiendo lo siguiente “Creo que suscitó mi primer libro, un conjunto de cuentos escritos a los 19 años Paren el mundo que acá me bajo. La crítica era dirigida hacia mis personajes, pues, muchos de ellos eran chicos característicos de la época, jóvenes que escuchan rock y fuman marihuana, en este momento no recuerdo el autor, pero vanagloriaba mi trabajo y mi estilo pero rematándola diciendo prácticamente que lo lamentable de mi libro era que me ocupara de una juventud perdida, ya que no era ésta la juventud que iba a necesitar el Perú futuro....., por cierto, quedé fascinado y hasta agradecido.”

Debido a su gran don para la escritura, obtuvo una beca literaria en Budapest, donde escribió Miraflores Melody, en 1979. Regresó al Perú y volcó todo su conocimiento y pasión al periodismo, tanto en prensa escrita y televisiva; siendo director de programas de televisión como son DOCUMENTO Y UNO MÁS UNO; director de la revista CARETAS, actualmente director del Departamento de Investigación del diario EL COMERCIO y también editor del Canal N.

Su pasión por la investigación y por luchar por los intereses de la sociedad, lo llevo a ser enemigo del gobierno de Alberto Fujimori pues cuestionaba, denunciaba y realizaba destapes de las irregularidades que sucedían en su mandato; publico así en el año de 1997, Base Tokio, verano sangriento, donde relata la dramática crisis de los rehenes secuestrados por parte del grupo MRTA en la embajada de Japón en lima,. Como todo escritor, los enemigos o sus enemistades no estaban escondidos bajo una piedra, por eso publica El enano, historia de una enemistad, siendo mordaz, hilarante y picardía contra su enemigo César Hildebrandt.

¿Cómo es posible, que un periodista que combatió la corrupción; tener la sensibilidad suficiente como para publicar un poemario?, su ambigüedad de gustos, de estilos y de personajes en sus obras, lo hacen un gran maestro en la literatura peruana; pese a ser un dolor de cabeza de los corruptos, se da tiempo para la literatura; como el mismo nos dice “ Puedo tener un temperamento ciudadano, pero también tengo un temperamento sensible, de ello son testigos mi familia y mis nietos”; tiene referentes como los escritores franceses del S. XIX y de los novelistas negros.

“El invento mas importante de la Humanidad no es la rueda, si no el lenguaje”, nos agrega Ampuero. Dejando de lado los egoísmos y su afán por los nuevos valores literatos, ha resumido un manual para el escritor, en diez normas: Debemos escribir lo que nos gusta, acerca de lo que nos guste o de nuestros libros interiores; escribir no significa transcribir, sino transmitir vida; no basta escribir correctamente, debemos añadir algo más; escribir exige asumir riesgos, pues puedes agradar o desagradar al lector; huir de la complacencia; huir de los lugares comunes; escribir historias verdaderas, como ficticias y las ficticias como verdaderas; el honor de un escritor cuida las frases; no tener presente la tabla de los 10 mandamientos (entretejer el trama); cuidar siempre el ritmo narrativo; y un onceavo mandamiento “toda buena literatura es un milagro”.

Pese a ser aficionado a las corridas de toros, un deporte violento, del cual es aficionado desde muy pequeño; mantiene esa susceptibilidad y sensibilidad para escribir, es considerado un gran escritor por parte de las editoras PEISA, SEIX – BARRAL y ALFAGUARA; seguirá incurriendo en un mundo de imaginación, dándole vida a sus personajes; quienes muchos de ellos se reflejan en la realidad.

SANDOVAL SÁNCHEZ MAX BRYAN
FUENTES DOCUMENTALES

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